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Hoy en día parece que el elogio estuviera condenado. Está generalizado que cuando haces lo que debes hacer, no recibes ningún halago o reconocimiento, pero… cuando no lo haces, prepárate para el rapapolvo que te espera.

 

¿Qué es un elogio?

Es un reconocimiento de los méritos o cualidades de una persona o de una cosa mediante expresiones o discursos favorables. Al suprimir estas “caricias verbales” nos estamos distanciando de los demás de una manera que no somos conscientes.

En cierto modo, el no reconocimiento de las cosas buenas y positivas de los demás es una desvalorización a una sonrisa, a un acto de consideración y respeto y a un esfuerzo por haber realizado las cosas bien o de la mejor manera que uno sabe.

El poder de un Elogio

A menudo, en los diferentes ámbitos como son familia y escuela y en las diferentes relaciones sociales, la tendencia hacia lo negativo es muchas veces mayor. Los errores cometidos por la persona que tenemos delante son más fácilmente detectados y se destacan mucho más que lo positivo.

Por ejemplo, los padres subrayan constantemente y recuerdan cientos de veces lo que sus hijos hacen mal; en la escuela, la profesora no cesa de corregir únicamente los errores que se cometen y de mandar penalizaciones a quien se porta mal, generando un foco de atención inmenso en ciertas personas; y en la pareja, más de lo mismo, los fallos son mucho más visibles y se tiende a repetir lo que no nos gusta del otro.

Esta mala costumbre de centrarnos en lo negativo es un camino que no nos lleva a buenos resultados, si no que nos termina generando “quemazón” tanto al emisor como al afectado.

La otra alternativa consistirá en prestar atención a las cosas positivas que realiza la otra persona, lo que nos gusta de ella. El Elogio genera calidez e unión en los vínculos con los demás y no ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos, tanto a la persona que lo recibe, como a la que lo da.

Un buen elogio por tu parte puede cargar de energía a alguien cercano. La persona elogiada se sentirá más a gusto a tu lado y te estará agradecida, confiará más en ti y se sentirá genial con ella misma.

 

“La mejor forma de lograr que alguien te considere especial, es que primero tu le hagas sentirse especial” – Dale Carnegie

 

Un elogio puede ser toda una inyección de confianza y motivación. Gracias a él, podemos ofrecer a alguien, una imagen más positiva de sí mismo que tal vez no era capaz de percibir y esto es uno de los mayores regalos que se le puede hacer a alguien.

Así pues, comencemos a poner atención en las potencialidades y méritos de los demás y elogiemos a nuestro alrededor cuando lo merezca.

Consejos para Realizar un buen Elogio

2. Sinceridad absoluta

Lo más importante a la hora de elogiar a alguien es hacerlo con sinceridad, no vale elogiar su camiseta si te parece un auténtico desastre. Tampoco vale hacer la pelota regalándole los oídos. A nadie nos gusta que nos digan las cosas por decir, estropea la magia.

Además de que se suele notar, puedes caer fácilmente en la pérdida de valor de lo que dices e incluso de tu propia persona. Haz elogios sinceros que sean como un regalo y que sean acorde con lo que se merece.

MAL: “Eres la mujer más bella del mundo” (No tiene credibilidad).

BIEN: “Que guapa vienes hoy! Me gusta cómo has sabido conjuntar el color de la blusa con el de tus ojos”.

Un componente muy relacionado con la sinceridad será la naturalidad. No vale que sea forzado. Al principio puede que lo parezca un poco, pero es normal por qué no estamos acostumbrados a hacerlo y no resultara tan espontáneo, pero a medida que practiques será pan comido.

Cuanto más natural y sincero sea más impacto tendrá en el otro. Dos aspectos a tener en cuenta para hacer que tu elogio sea natural al principio será por un lado, tratar de que surja de manera espontánea, con normalidad, durante la conversación y por otro, que tu tono de voz sea normal, sin sobresaltos. Todo es practicar, ¡ánimo!

2. Habla en primera persona

El elogio es más potente cuando la persona que lo realiza se implica de manera personal ya que describe el efecto emocional que tiene para aquel que lo realiza. Saca a la luz lo que sientes en el momento de elogiar al otro.

Para ello, se pueden iniciar los elogios utilizando palabras cálidas y personales que conllevan emoción, como por ejemplo “Me ha encantado que”, “Desde mi punto de vista es genial”, “Me gusta”, “Agradezco”,“Admiro” o “Me satisface”.

 MAL: “Buen artículo”.

BIEN: “Tu artículo me ha gustado mucho. Me has motivado, así que mañana mismo empiezo con mis objetivos”.

 

3. Emplea un lenguaje positivo

Será muy importante que las frases que realices contengan una forma de expresarse positiva. Eliminando el “no” y los adjetivos negativos.

 MAL: “Me gusta que no te hayas comportado como un cobarde”.

BIEN: “Me encanta como te has portado, has sido un auténtico valiente”.

 

4. Sé específico

Halaga la conducta de la persona y no a la persona en sí. Adjetivos generales como inteligente, interesante o guapo describen a la persona en sí. Emplearlos tampoco es negativo, pero lograremos un mayor impacto si halagamos la conducta de una manera específica.

El truco está en que estos sean únicos e intransferibles. Para ello, puedes plantearte qué es en concreto lo que ha realizado tan bien la otra persona. A todos nos gusta saber en que aspectos concretos somos buenos, así que cuánto más se especifique lo que nos ha gustado, mejor.

De esta manera estaremos demostrando que prestamos atención a las particularidades especiales de la otra persona.

 MAL: “Has sido muy inteligente” (Se utiliza un adjetivo sólo, y por lo tanto se describe a la persona de manera general).

BIEN: “Me ha gustado cómo has llevado la situación. Veo que eres muy bueno a la hora de resolver situaciones difíciles” (se describe una conducta de manera especifica, algo concreto que ha hecho bien).

 

5. Elige el momento apropiado

Para ello, será importante que el elogio que realices sea contingente a la acción, es decir, lo más inmediato posible a la conducta que queremos reforzar. Por lo general es mejor realizar el elogio en privado ya que al realizarlo en grupo nos arriesgamos a que las otras personas se sientan inferiores o puede que la propia persona elogiada lo interprete como una ironía o evite emocionarse ante el grupo.

 Lo ideal sería que el resto del grupo lo interpretara como una forma de ponerse las pilas y de querer trabajar más y mejor, pero puede que en muchas ocasiones no sea el impacto esperado. Por ello, realiza el elogio en privado evitando de esta manera daños colaterales.

Advertencia: ni se te ocurra realizar un elogio al mismo tiempo que vas a pedir un favor a la otra persona. Perderá efecto tu petición, si bien es cierto que mediante la técnica de la asertividad empática resultamos más persuasivos.

 

6. Elogia de manera eventual

Los elogios son un regalo y un regalo no se da todos los días. Imagina que tu novio te regala una rosa todos los días, al principio te gustaría pero con el tiempo perdería la gracia ¿verdad?

Pues lo mismo ocurre con los elogios, será importante hacerlos cuando lo sintamos de verdad y cuando la persona realmente se lo merezca. Si los realizas con mucha frecuencia puede que la otra persona piense que le estas haciendo la pelota y además dejarían de causar el impacto esperado, así que procura no caer en el desgaste de tan preciados regalos.

 

7. Y el más importante… practica el auto-elogio

Cuando somos capaces de valorar nuestras potencialidades y éxitos, generamos una confianza especial en nosotros que nadie más será capaz de proporcionarnos. Para ello, tendremos en cuenta 3 aspectos:

  • Las veces que en nuestra vida hemos sido capaces de superar una situación difícil, con nuestras propias herramientas y capacidades, dejando de lado los propios errores y focalizando en lo que nos ayudó a superar dicha situación.
  • Pondremos atención en lo que sí funciona de nosotros con la finalidad de tenerlo más en cuenta y con ello, de generar una imagen positiva de nosotros mismos.
  • Darse algún premio será una buena manera de valorar un esfuerzo realizado que ha sido exitoso y nos cargará de energía para futuros retos.

Y tú, ¿Sueles elogiar? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

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