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ogo-blog-un-pedacito-de-psicologiaCuando alguien querido fallece, nos gustaría acompañarle en sus últimos momentos o darle la sepultura como se merece. Todos tenemos derecho a decir adiós a esa persona y a ser despedidos por nuestra gente.

Pero hacerlo nunca es fácil, porque nos duele mucho hacerlo. ¿Qué ocurre cuando ya no solo la emotividad nos lo impide, sino que por otras causas, nos es imposible despedirnos de ese ser querido?

Puede que no haya cuerpo al que poder enterrar o que no podamos llevar a cabo un funeral por otras causas, como en el caso de la pandemia covid-19 que estamos sufriendo actualmente.

¿Cómo podemos decir adiós a esa persona si nos lo impiden las circunstancias? ¿Es posible cerrar un duelo en esta situación?

Decir adiós antes de la pérdida

Nunca sabemos cuándo va a llegar nuestro momento o el de esa persona especial a la que nos gustaría decir adiós.

Pero en ocasiones, por enfermedad u otras circunstancias, sabemos que se acerca la despedida y nos aportaría tranquilidad poder realizarlo, poder compartir unas últimas palabras de aliento y tranquilidad.

Es lo que está ocurriendo ahora en miles de hospitales y residencias del mundo, asolado por el coronavirus, donde los más mayores (sobre todo) quieren dedicar unas últimas palabras a sus familiares antes de partir. Este virus nos obliga a estar en aislamiento, por lo que las despedidas se convierten en algo complicado.

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En Italia, han sido conscientes de lo cruel que es morir en soledad y se está llevando a cabo la campaña “Il diritto di dirsi addio” (“El derecho a decir adiós”), que acerca a estos enfermos muy graves, que se encuentran en sus últimos momentos, a los suyos y así poderse despedir. Para poderla llevar a cabo, el partido demócrata donó varias tablets para que los sanitarios establezcan las videollamadas y hay un llamamiento a que todo aquel que pueda, done un dispositivo a la causa.

¿Somos conscientes de que morir solos es más doloroso si cabe que la misma enfermedad o el hecho de fallecer?

En España, otra iniciativa parecida acerca a estos enfermos aislados por coronavirus con su familia: Acortando la distancia. Este proyecto consta del reparto de miles de tablets y dispositivos móviles con conexión a Internet para que los enfermos puedan estar en contacto con sus familiares.

Esta iniciativa sin ánimo de lucro nació de la mano de @mienfermerafavorita y luego se unieron a la causa influencers como La vecina rubia, Tomás Páramo o Muy Médico, entre otros.

Si quieres más información sobre esta maravillosa y necesaria iniciativa, entra en su web.

En líneas generales (y tal y como se está comprobando con estas iniciativas), cuando tenemos la oportunidad de decir aquello que queremos y de decir adiós a los nuestros, los fallecimientos se tiñen de mayor alivio, tranquilidad y paz para todos: tanto para la persona que se despide como para su entorno.

Esto va a facilitar el inicio del duelo de una forma saludable y algo más reconfortante para el entorno de la persona que fallece. Pues ya no solo se elimina la carga de no haber podido decirle todo aquello pendiente, sino que la culpabilidad por “abandono” (aunque sea obligado) se reduce.

Funerales a puerta cerrada: sin poder decir adiós tras el fallecimiento

No solo el aislamiento por coronavirus nos impide acompañar a nuestros seres queridos en sus últimos momentos o despedirnos de ellos, sino que también nos imposibilita poder ofrecerles un entierro como usualmente podríamos realizarlo.

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Solamente unos pocos allegados (muy pocos) pueden acudir y con certificado de la funerarias para no ser multados. Ya no solo hablamos de personas que han fallecido por coronavirus, sino por cualquier circunstancia. La regla es compartida y generalizada: nada de entierros ni velatorios.

Para nuestra cultura, este acto tiene una gran importancia a la hora de llevar a cabo duelos, que ya  como vimos en el artículo “Cómo superar un duelo” es relevante (pero no obligatorio) pasar por él cuando perdemos a alguien querido y justamente ahora es el peor momento para ello.

Para paliar esta necesidad y deseo, una alternativa que se está ofreciendo es el realizar un entierro online. Esto no es nada nuevo porque ya fue en 2014 cuando la Concejalía de Cementerios del Ayuntamiento de Valencia (España) anunció la puesta en macha de este servicio.

Ya sea por youtube, videoconferencia o Facebook live, se puede seguir en streaming un entierro desde cualquier parte del mundo. Eso sí, debe ser la misma funeraria la que retransmita el acto, ya que desde las cuentas personales no está permitido.

Es verdad que este acto no solo ayuda a los allegados porque dan sepultura (y “descanso”) a su ser querido y a decir adiós, sino que también permite a todos ellos darse apoyo mutuo y cariño en esos momentos.

Este compartir de “piel” y lágrimas no va a poder estar presente en nuestras vidas hasta que la cuarentena finalice, pero tener la ocasión de asistir (aunque sea de forma virtual) al funeral, nos ayudará a dar el primer paso que supone comenzar el duelo.

 

Cómo decir adiós con un funeral simbólico

Algo en lo que debemos reflexionar es el fin u objetivo del funeral o entierro. Se puede ver en dos partes: la física o la psicológica.

El entierro físico consta de dar sepultura a la persona. Para nuestra cultura, tras el fallecimiento de una persona, o bien enterramos su cuerpo o lo incineramos (no siempre existen los mismos rituales en todas sociedades). Este acto simboliza devolver el cuerpo a la tierra y un descanso del mismo. Ahora mismo, de este paso no es posible debido a nuestra situación de confinamiento, como ya sabemos.

Por otro lado, el otro objetivo es el cerrar el dolor que ha supuesto la pérdida de esta persona y poder comenzar el proceso de “superación” o de duelo. Es decir, necesitamos ser partícipes del acto para mandarnos el mensaje de que es real la pérdida, para que nuestra mente no siga jugando con supuestos y fantasías imposibles y  podamos  aceptarlo y reponernos de ello.

¿Podemos decir adiós aún no estando presentes cuando sepulten a nuestra persona amada?

La respuesta es sí. Como ya hemos mencionado anteriormente, un funeral no es obligatorio para llevar a cabo un duelo pero, en caso de que la persona doliente sí lo crea relevante para ello, existen otras formas.

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En estos momentos, en los que decir adiós físicamente se ha vuelto algo bastante inviable, debemos mentalizarnos de que hay que adaptarse a las circunstancias. Siento ser algo fría al decir que un funeral no deja de ser un acto y que se puede llevar a cabo sin un nicho o un cuerpo al que enterrar.

Asociamos la pérdida a un cuerpo presente, pero se trata más de nuestras emociones en cuanto a su recuerdo y para eso solamente necesitamos eso: nuestros recuerdos y nuestras emociones.

En este tipo de ocasiones, lo más óptimo es realizar un funeral simbólico: una representación o despedida en un momento y lugar elegidos para suplantar al entierro “real”.

No existe una fórmula correcta de hacer un funeral simbólico, lo que sí se necesita es hacerlo desde nuestro amor hacia la persona fallecida. Por ello, pueden haber mil formas diferentes de realizarlo, todo depende del doliente.

Este ritual lo he usado varias veces en procesos con pacientes y puede ser muy variado. Por ejemplo: nos puede ayudar escribir una carta, escribir un poema, rezar (si la persona es creyente), hablar desde “el corazón” como si estuviera presente la persona usando la imaginación o una fotografía,…

El lugar donde realizarlo puede variar siendo desde la consulta del psicólogo, un lugar que nos recuerde a esa persona (ahora complicado por nuestra situación), el cementerio, mirando al cielo,…

Se trata de encontrar esa forma mediante la cual podamos desahogarnos y decir aquello que llevamos dentro y así continuar el proceso de duelo y no estancarnos.

Si lo necesitases, puedes acudir a un profesional de la psicología que te ayude en este proceso de decir adiós, pues sabemos que no es fácil hacerlo.

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Son tiempos difíciles en los que nos sentimos distanciados y nos cuesta sobrellevar situaciones como estas, pero algo te diré: la cercanía afectiva puede vencer a la distancia física. El amor, el cariño, la amistad, el civismo,.. se pueden demostrar de muchas y variadas formas.

Si estás en esta situación, siento mucho lo que te está ocurriendo ya que no es fácil pasar por algo así. Te mando mucho ánimo y abrazos virtuales. Si quieres, puedes desahogarte escribiendo en los comentarios cómo lo estás viviendo y estaré para darte apoyo.

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María Cartagena

La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

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