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A todos nos pasa. Hay días que te comerías el mundo y en cambio en otros, es el mundo el que te come a ti. ¿Es hoy uno de esos días en los que te encuentras triste?

Si estás leyendo esto tal vez sea porque tus días tristes son más de los que te gustaría. Quizás hayas tenido una decepción o has perdido la motivación e ilusión por algo. Tal vez, te han roto el corazón o lo has hecho tú y te sientes mal por ello. Sea cual sea el motivo, necesitas dedicarte este ratito para ti.

Permítete estar triste.

Está claro que la tristeza no es una emoción agradable, no nos gusta sentirla ni que nuestros seres queridos estén tristes. En general, la sociedad tiende a rechazar u ocultar esta emoción. Está la típica frase de “no estés triste, no merece la pena”.  Pues se equivoca, sí merece la pena estar triste.

La vida no siempre es de color de rosa, no siempre las cosas salen como nos gustaría. Y a esto, encima hay que añadirle la presión de no estar triste, al menos que no se note.

¿No estás cansadx de fingir una sonrisa o maquillar tu tristeza para que otros no se den cuenta o se preocupen? Cuando lo que todo tu organismo pide es llorar o gritar, en definitiva, sacar ese dolor que tienes dentro y tanto pesa.

Déjame decirte que ¡tienes derecho a estar triste! Sí, como lees. Basta ya de estar siempre fuerte para los demás. Tienes derecho también a derrumbarte y a no sonreír si no te apetece en ese momento, incluso a llorar.

Ten en cuenta, que si no te permites estar triste puedes llegar a enfermar, se llama somatización. Y no es más que esas emociones guardadas y ocultas que intentamos no sacar y cuando no podemos más, el cuerpo las libera de distintas formas.

Te pregunto, ¿cuándo fue la última vez que te permitiste estar triste?

Escucha a tus emociones.

En este caso nos estamos refiriendo a la tristeza, pero es importante que aprendas a escuchar y gestionar todas las emociones. Todas ellas tienen una función y nos llevan a actuar de una forma u otra.

Como todas las personas, pasarás por distintos estados emocionales a lo largo de la semana, o incluso en un mismo día. No te asustes porque es normal. Por cada situación importante que vivimos, se acompaña de una emoción.

Dependiendo del grado de importancia que tenga para nosotros, la emoción será más o menos intensa. Cuanto más intensa lo sea, más recordaremos ese momento. Las situaciones que pasan desapercibidas, es decir, que no tiene una emoción asociada o es con poca intensidad, son desechadas al olvido.

Quizás pienses que la tristeza es una emoción negativa pero no lo es, más bien es desagradable. Al igual que las demás emociones, la tristeza  tiene una función en concreto: nos ayuda a hacer frente a situaciones adversas, a asumir las pérdidas y a valorar las cosas que tenemos.

Sin ella, no podríamos consolarnos o buscar ese consuelo en los demás. Si no permitimos que actúe cuando es necesario, tarde o temprano nos pasará factura. No sé si has visto la película de dibujos animados “inside out” o «del revés».

No quiero hacer spoilers. Si la has visto, recuerda, ¿Qué ocurre cuando no dejan actuar a la tristeza? Y si no la has visto, te recomiendo verla.  A mí me gusta mucho porque refleja muy bien cómo actúan las emociones en nosotros.

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Localiza la emoción.

Sentir tristeza es algo natural y necesario. Y para nada es un signo de debilidad, más bien, míralo como un acto de cultivar tu inteligencia emocional.

Llegados a cierto punto, ese agotamiento emocional puede superarnos.  Por ello, vamos a escuchar a nuestra tristeza. Nos vamos a permitir estar tristes y saber localizarlo en nuestro cuerpo.

Para ello, busca un lugar tranquilo y cómodo. Dónde por un momento nadie pueda molestarte. Ese va a ser tu refugio donde cobijarte en esos días tristes y reconfortarte.

Bien, una vez estés relajadx (puedes hacerlo mediante mindfulness o respiraciones diafragmáticas), cierra los ojos en intenta localizar tu tristeza en el cuerpo.  ¿es en el pecho, en la espalda o el estómago? ¿Es algo intenso o leve?

Una vez lo tengas localizado, piensa ¿de dónde viene estar tristeza? ¿Qué me ha ocurrido en estas últimas semanas o meses para que la acumule? Y sobre todo, ¿para qué está presente ahora?

Realizar este ejercicio te va a ayudar a darte cuenta de qué cosas te están sucediendo en tu vida que te producen estar triste. Recuerda que detrás de cada emoción, siempre hay un mensaje al que hay que escuchar.

Escribe una carta para tus días tristes.

Es hora de escribir una carta cuyo remitente seas tú. Esta carta va a ir dedicada a esos días tristes. Quién mejor para hablarte en esos días que tú mismx. Nadie te va a conocer mejor y va a conectar con lo que sientes.

Es importante que cuando la escribas, lo hagas desde la serenidad, desde la calma. Recuerda, que debe reconfortarte y liberarte al mismo tiempo cuando la leas. Te recomiendo que la escribas en un momento en el que te sientas fuerte, valiente y conectes con tu yo interior, con tu esencia.

A continuación, te voy a indicar algunas partes que puedes incluir en tu carta. Aunque debes personalizarla, cada unx pensamos y sentimos de una manera particular.

  • Habla a tu tristeza como a una amiga. Y no como a cualquier amiga, sino como a tu mejor amiga. Esa que nos conoce perfectamente y que no podemos ocultarle nada porque sabe qué nos ocurre con solo mirarnos.
  • Acéptala y siéntela. No la retengas ni la ocultes, deja que fluya por todo tu cuerpo. Si tienes que llorar o gritar, hazlo. Éste es en tu momento. No te escondas detrás de ninguna máscara, porque después de llevarla durante mucho tiempo, al final acaba rozando y haciendo heridas.
  • Baja tu autoexigencia. Muchas veces nos presionamos y exigimos mucho más a nosotros mismos que a otros. No seas tan durx contigo mismx. No conseguir algo y de forma inmediata no significa que te tengas que machacar. Dale tiempo, ten paciencia. Tú también puedes errar y no pasa absolutamente nada.
  • Escucha a tu tristeza. Tiene algo que decirte importante. Puede que sea que hayas acumulado mucho, que no debes ser siempre fuerte, que debes pedir ayuda o que necesitas parar. Si intentamos callarla o la ignoramos, no se va a ir. Es más, se va a ir acumulando y puede explotar como si fuese una olla exprés.
  • Perdónate. Las veces que has cometido errores, sean los que sea. Nadie nace sabiendo y es lícito equivocarse, así como perdonarse a unx mismx.  Tus equivocaciones forman parte del aprendizaje de la vida y te han hecho a ti mismx.
  • Libérala. Una vez sepas por qué permanece tu tristeza y no se iba, es hora de que la dejes marchar. Toda emoción, tiene su principio y su fin. No la retengas. Así, dejarás espacio para experimentar otras emociones. Si no, estarás tan centradx en la tristeza, que eclipsará al resto y no las podrás disfrutar.
  • Dedícate unas palabras bonitas. Antes de cerrar esa carta, busca esas palabras que te reconfortan porque dicen verdades como puños. Refuerza esas fortalezas que son las que te dan la energía para continuar adelante. Necesitamos darnos mimo y cariño, este es un buen momento para hacerlo. Y agradécete todo lo que has hecho para llegar hasta dónde estás.
  • Despídete de la tristeza. Como si de una buena amiga se tratase y que ha venido a ayudarte y a escucharte, dale las gracias y despídete de ella. Siempre va a estar contigo para cuando lo necesites.
  • Abrázate. Quiérete mucho. Busca un espejo y mírate, no para encontrar fallos sino para encontrarte a ti mismx. Sé lo más sincerx que puedas. Busca tus ojos y conecta contigo. Di en voz alta la frase: “Te quiero”. Tal vez lleves mucho tiempo esperando a que alguien te valore y te lo diga, sin darte cuenta que esa persona estaba dentro de ti.

Tus días tristes te ayudan a desconectar del exterior y a conectar con tu yo interior.

Tras la tormenta, llega la calma.

Necesitas escuchar a tu yo interior en esos días tristes para entenderte mejor. Solo cuando empieces a hacerlo realmente, tus heridas empezaran a cicatrizar y poco a poco irá doliendo menos.  Comprender esto es la clave para empezar tu camino y llenarte de ti, con amor propio.

En el camino te encontrarás muchos días nublados así como otros soleados. Ambos son importantes, porque sin el uno no apreciaríamos al otro.  Hay muchos ejemplos en la naturaleza que nos lo demuestra: tras la noche llega el día; después del invierno, la primavera; después de la tormenta, llega la calma, etc.

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Esto mismo debemos aplicarlo a nuestro interior. Tener ese equilibrio y saber gestionarlo es lo que nos va a llevar a nuestro bienestar.

Y cuando estés en estos días tristes, piensa que tienes dos opciones. Quedarte quietx sin hacer nada al respecto/huir de los problemas. O puedes aprender de ellos, viviendo tus emociones plenamente.

Ésta es una herramienta que puedes usar para esos días de bajón. Pero hay veces, que llevamos tanto tiempo acumulando, que no podemos expulsar todo eso solos y necesitamos una ayuda extra. Si este es tu caso, podemos ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotras.

En este enlace te dejo mi ejemplo de carta para cuando estés triste: Ejemplo de carta para cuando estés triste.

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Lorena Honrubia

“Desde que tengo uso de razón, me he dedicado a la ayuda de las personas que lo necesitaban, dentro de mis capacidades, tanto a personas de mi entorno como a desconocidas. Esto fue lo que me impulsó a dedicarme a la psicología. Para mí ha sido una gran satisfacción poder convertir esa vocación en mi profesión. "

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