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Como ya vimos en el anterior artículo “Cómo elegimos a nuestra pareja (I)”, existen una serie de factores que propician el elegir pareja: a esa persona que queremos que se mantenga a nuestro lado para compartir momentos, recuerdos y experiencias.

En el otro artículo hablamos del atractivo físico y de la proximidad como factores relevantes para sentirnos atraídos/as hacia alguien. En este, en cambio, hablaremos de otros aspectos influyentes como la semejanza, la practicidad o los patrones o “tipos”, entre otros.

La semejanza y otros factores relevantes para elegir pareja

Cuando parecernos al otro/la otra nos resulta atrayente: la semejanza

 ¿Cuántas veces nos hemos visto reflejados en esa persona y hemos dicho eso de: “es que somos iguales”? Vernos representados en la persona que tenemos delante nos atrae porque nos recuerda a lo que somos nosotros, nos da familiaridad, confianza y sensación de confort, es decir, nos da seguridad (y esta es deseable) a la hora de elegir pareja. Cuantos más criterios, actitudes y gustos compartamos, habrá mayor atracción con esa persona.

¿Y todo eso que siempre hemos oído, dicho y creído de que “los polos opuestos se atraen”, qué? ¿No se supone que ser diferentes es algo enriquecedor? La respuesta es “sí”, pero hay que matizar bien eso de ser iguales y diferentes.

La teoría de la complementariedad dice que las personalidades diferentes se complementan, sí, lo hacen, pero para ello necesitamos que haya una similitud en la forma de pensar. Es decir, las formas de ser se complementan, pero no de igual modo las formas diferentes de pensar (obviamente depende de sobre qué tema haya esta disparidad habrá mayor o menor probabilidad de incompatibilidad).

También es realmente atrayente para una persona que la que quiere que sea su pareja comparta de alguna forma su visión de futuro y objetivos como, por ejemplo, formar una familia o no hacerlo.

Cuando hablamos de similitudes, ya no solo hablamos de parecerse nuestra personalidad y/o forma de pensar, sino también ¡nuestras características físicas!

Hay parejas que se parecen físicamente, algunos dicen que esto ocurre a medida que van conviviendo, pero otros se asemejan desde el principio. ¿Por qué ocurre esto? ¿Somos tan narcisistas que nos gusta tener al lado a alguien como nosotros?

La ciencia apuesta por el impulso de mantener nuestros genes en nuestra descendencia: genes y apariencia parecidos es preservar el legado.

También entraría aquí un factor social importante: antiguamente se escogían las parejas dentro de las mismas comunidades, por lo que muchos de esos sujetos podrían estar emparentados (algunos más lejanamente que otros) y compartirían genes similares. Esta característica “atractiva” habría sido fruto de esa exposición continuada a tomar la decisión en un núcleo tan cerrado.

Otra teoría para explicar la semejanza facial podría ser la familiaridad que nos da un rostro parecido al nuestro, eso nos aportaría cercanía y sensación de confort.

¿Pero solamente la semejanza corporal y facial nos atrae a la hora de elegir pareja? ¡No!

Una de las tácticas más utilizadas en seducción (y en negocios) está relacionada con la comunicación no verbal: imitar los gestos de nuestro interlocutor nos hace más atractivos ante sus ojos.

Puede que no seas consciente, pero seguramente en alguna cita, mientras estás con esa persona que te atrae, sin querer comienzas a realizar los mismos gestos que él/ella (compruébalo la próxima vez que estés conversando con alguien a quien quieras agradar, ¡ocurre!).

A esto se le denomina: Efecto Camaleón. Se trata de imitar los gestos, posturas, tono de voz, tipo de lenguaje, ritmo y pausas,… haciendo que el otro sienta que existe una “conexión” entre ambos.

Se han realizado estudios sobre este fenómeno, te dejo aquí uno en inglés por si te interesase más información y aquí un artículo en español.

 

Todas tus parejas o potenciales parejas son similares: el patrón común al elegir pareja

Muchas veces me he encontrado en consulta y en mi vida personal personas que se preguntan por qué siempre dan con el mismo tipo de chico/a. Aquí hablamos de aspectos físicos o psicológicos.

Comencemos por la similitud psicológica. Puede a primera vista no nos demos cuenta de similitudes entre dos exparejas nuestras, pero sí podemos verlas en la forma en la que nos hacen sentir o nos sentimos.

En ocasiones nos acostumbramos a que nos traten de una determinada forma y lo convertimos en la “norma”. Esto hará que, cuando conozcamos a una nueva persona busquemos que nos traten igual y todo lo diferente, aunque sea bueno o mejor, nos extrañará y os hará sentir incómodos/as.

Por ejemplo, si nuestra expareja era poco afectuosa o un poco “pasota” quizá, si la nueva persona que estamos conociendo si está más pendiente o es cariñosa, nos haga sentiros “agobiados/as”, o todo lo contrario: si era la anterior muy cariñosa y la actual menos, puede que pensemos que no nos quiere la actual.

Los seres humanos tendemos a crear esquemas para encontrar estabilidad en nuestras vidas y cambiarlos, a veces, supone una pereza. Nos acostumbramos al “malo conocido” por pereza o miedo a descubrir si existe un “bueno por conocer” y  esto también se aplica al elegir pareja.

En cuanto a las similitudes físicas entre exparejas, puede deberse a que nos atrae un determinado patrón porque está asociado a sensaciones o emociones agradables. Esto haría que nos atrajesen más las personas con X característica común antes que otras.

Además, también puede darse que tuviésemos sentimientos muy fuertes arraigados en una expareja o persona de la que nos enamoramos y las personas que comparten características similares nos produzcan sensaciones parecidas al activarse el recuerdo de esta persona.

Aquí te puedo poner un ejemplo súper claro. Si eres fan de la serie Friends, seguro recordarás el capítulo “El de Russ” en el que Rachel comienza a salir con un chico que a todos nos recuerda escandalosamente al amor de su vida: Ross. Esto ejemplificaría, aunque quizá de una forma muy exagerada y cómica, este supuesto que te comento.

 

Elegir pareja con la cabeza y la practicidad: amar con ojos en el futuro y en la comodidad

Vamos a dejar la parte más emocional y sentimental del amor o de la búsqueda de pareja para centrarnos en la más lógica o “pensada/reflexionada”. De acuerdo con la teoría de la Pirámide de Maslow, aquella persona que nos ayude a obtener todas las necesidades o gran parte de ellas será mejor vista ante nuestros ojos.

Hay quienes, en mayor o menos medida, tienen en cuenta aspectos prácticos a la hora de elegir pareja. Hablamos de cuando pensamos en términos de comodidad o aspiraciones más que en los emocionales.

Aquí podría entrar el estatus económico, el trabajo o el tipo de vida que tiene la otra persona que podría ser un/a fuerte candidato/a para ser nuestra pareja. Si esa persona nos puede proporcionar estabilidad en el futuro, y eso es importante para nosotros/as, hará que sume puntos a su candidatura.

También otros aspectos como la seguridad tanto física como emocional serán importantes para algunos/as. El tener la “seguridad” de que nuestra futura pareja no nos va a engañar o sernos infiel hará que sea más atrayente o, para algunos/as que buscan tener el control de la relación o ser “controlados”, el que la otra persona sea más sumisa o dominante (según preferencias) también hará que gane posiciones.

Otro aspecto de futuro que puede considerarse dentro de la practicidad es que consideremos a la otra persona buen/a padre/madre para nuestra descendencia, en caso de que la queramos tener y/o sea importante para nosotros/as.

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Gustar a otros/as nos gusta

 Te pongo en situación: acaban de decirte que le gustas a Pepito/Pepita, pero o bien ni sabías quien es Pepito/Pepita o te daba un poco igual. Desde que te dicen esto, comienzas a ver a Pepito/Pepita de forma diferente, aunque no te atraiga: te fijas más en él/ella por si te está mirando, te acercas más o si te habla intentas ser más encantador/a. ¿Qué ha pasado que Pepito/Pepita ha pasado de ser un ser invisible a convertirse en el foco de tu atención? Nos gusta gustar a otros/as, hace que nuestra autoestima suba y eso nos hace sentirnos bien.

Gustar a alguien puede hacer que nuestra percepción sobre ese alguien cambie. No olvidemos que gustar a quien nos gusta prácticamente está garantizando que exista una relación (del tipo y durabilidad que sea).

Gustar a esa persona nos hará más atractiva la oferta a nuevo/a candidato/a a nuestro corazón.

 

 Cuando la cosa se pone difícil… más queremos

Hay personas que se toman muy a pecho los retos: cuanto más difícil de conseguir, más valiosa será la victoria.

Esto me recuerda a la película “Alguien como tú” donde el protagonista masculino hace una apuesta en la que debe de convertir a una chica cualquiera en la reina del baile y elige a una de las más “pringadas” o perdedoras.

A mayor reto, mayores son las ganas de conseguirlo y lo mismo podemos traerlo a la elección de pareja: si creemos que podemos salir victoriosos/as en el intento, elegiremos un objetivo difícil y la adrenalina del mismo reforzarán la idea de que es toda una aventura que llevar a cabo. Es decir, ¿cómo alguien podría resistirse a nosotros/as? Tiene que ser nuestro/a. Bien por vanidad o por cabezonería acabaremos enganchados/as a esa persona.

Habrá veces que lo consigamos y, cuando lo hayamos logrado, ¿cómo vamos a soltarlo después de tanto esfuerzo?

 

Cuando la cosa es imposible o prohibida… ¡todavía queremos más!

 “No, no somos ni Romeo ni Julieta”, cantaba Karina, pero como si lo fuésemos. Hay a quienes les gusta el dramatismo de lo prohibido: los obstáculos, lo complicado, el victimismo, el luchar e ir a contracorriente,…

El “tú y yo contra el mundo” hace sentir que se trata de una relación especial, profunda y solamente compartida por dos personas que se desean y aman sin importar lo que opine el resto del mundo.

El morbo se despierta como cuando éramos niños y nos prohibían hacer cosas (que luego hacíamos a escondidas): hacer aquello que está mal, nos despierta por dentro.

La adrenalina y la emoción hacen que nos aventuremos a intentar conseguir ese romance prohibido.

Esta es una de las razones por las que se producen infidelidades (aparte de otras muchas más relevantes).

Es PERFECTO/A en todo, “es la persona ideal”

Cuando estamos en la búsqueda de nuestra pareja ideal, es posible que, conducidos/as por el deseo de encontrarle, forcemos la visión de los/as candidatos/as convenciéndonos de que es la persona perfecta para nosotros/as o forzándonos a verla de esta forma.

En varias ocasiones estaremos creando una imagen de pareja ideal y obligaremos a la otra persona a serlo, incluso frustrándonos y/o presionando al/a la otro/a para que lo sea.

En la fase del enamoramiento o encaprichamiento (como te cuento en este artículo sobre los mitos del amor) tendemos a no ver o no darle importancia a los defectos del otro/la otra, pero con el tiempo, esa imagen ideal se pierde y comienza a aflorar la verdadera visión de la otra persona.

 

Cuando posee o es aquello que queremos tener o nos gustaría ser

No hay nada más atractivo que ver en el otro/la otra cualidades/habilidades/características que nos gustaría poseer o estar viviendo.

Nos resultará atrayente que la otra persona reúna aquellas características o ser aquello que desearíamos ser. Este punto está unido a la practicidad de la que hablábamos anteriormente.

Por ejemplo, si me gustaría tener una familia unida (y no la tengo) o creo que sería importante para mí tenerla, admiraré de mi potencial pareja que sea familiar y se lleve bien con ellos.

Otro ejemplo sería si tengo aspiraciones de llevar una vida social acomodada, me parecerá más atractivo que la otra persona tenga un nivel socioeconómico alto.

 

Habilidades sexuales y románticas

Para terminar, pero no por ello menos importante, se encontrarían las habilidades de ese/a candidato/a a la hora de la intimidad. Es decir, de cómo hace el amor o practica el sexo, cómo nos acaricia, cómo nos toca, cómo nos besa,… Todos estos factores puede hacer que la otra persona sea más atractiva…¡o menos!

Estoy prácticamente segura de que alguna vez has conocido a alguien con el/la que has conectado pero ha llegado el primer beso o las primeras relaciones sexuales y… se perdió la conexión.

Entenderse (o no hacerlo) en el terreno íntimo puede ser determinante a la hora de elegir pareja.

Existe un programa del canal DKiss que nos enseña la importancia de esta conexión en el programa “Amor al primer beso”, donde dos desconocidos se besan sin ni siquiera haberse saludado previamente. ¿Sientes curiosidad por lo que sienten estas dos personas desconocidas cuando se besan por primera vez?

Como has visto, existen muchos factores a la hora de escoger pareja. En ocasiones, unos puntos serán más relevantes que otros, pero en mayor o menor medida, si queremos conseguir una pareja estable (y que dure mucho tiempo), los tendremos en cuenta prácticamente todos.

 

¿Crees que existe algún factor más que no haya mencionado? ¿Cuál te ha llamado más la atención? ¿Con cuál te identificas más a la hora de elegir a ese/a candidato/a a tu corazón?

María Cartagena

La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

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