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“Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad” – Friedrich von Schiller.

¿Alguna vez has entrado en una habitación y no recordabas para que habías ido allí? ¿Se te ha olvidado acudir a la cita del médico? ¿No encuentras las llaves de casa? ¿No has felicitado a tu hermana en el día de su cumpleaños? Descubre como mejorar tu memoria.

 

 

Habitualmente las personas solemos tener olvidos o pequeños fallos de memoria, aunque en la mayoría de ocasiones éstas dificultades no suponen un grave problema.

En un estudio llevado a cabo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en 2013, informan que en nuestro país uno de los principales motivos de consulta en neurología es la preocupación por los fallos de memoria.

Además, en dicho trabajo se reflejó que existe una prevalencia de quejas de memoria de más del 13% en adultos jóvenes y algo más del 17% en personas entre 50 a 64 años de edad en España. Según diversos estudios, las quejas de memoria son un hecho frecuente, sobre todo en mayores, pero también lo es en adultos jóvenes.

En este artículo encontrarás una serie de actividades que te ayudarán a superar esos pequeños fallos de memoria, pero antes de nada vamos a ver, brevemente, qué es la memoria, por qué suceden los fallos de memoria y si es cierto que se puede entrenar.

¿Qué es la Memoria?

Ya de pequeños oímos decir que alguien tiene “buena memoria” o “mala memoria”. ¿Pero qué es eso de la memoria? La memoria es compleja, y funciona como un sistema integrado en la que pueden influir, tanto negativamente o positivamente otros factores como la capacidad de atención y los estados emocionales.

La memoria no está localizada en una parte específica del cerebro, sino que está sustentada en diferentes estructuras cerebrales que se encuentran interconectadas entre ellas, en otras palabras, no existe un área específica en nuestro cerebro que se encargue del proceso de la memoria.

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) la define como “Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y se recuerda el pasado”. La memoria es un sistema donde se recoge de forma sensorial la información que llega del exterior, se almacena, y posteriormente se puede evocar esa información anteriormente retenida.

Para aclararnos mejor, en este sistema integrado que es la memoria, resulta de gran ayuda distinguir entre varias funciones o dimensiones, que a continuación aparecen:

  • Memoria sensorial: ésta tiene la duración más breve de todas, solo dura entre 0,5 y 2 segundos. Implica la retención inmediata de la información que nos llega a través de los sentidos, llegando incluso a poder borrarse antes de que la persona tenga conciencia del contenido. Por ejemplo, ver el color de un coche cuando vas por la calle. Dentro de ella, se puede distinguir entre memoria icónica, para el sistema visual y memoria ecoica, para el sistema auditivo.

 

  • Memoria operativa, de trabajo o memoria a corto plazo (MCP): concierne la retención temporal con una capacidad limitada, se mantiene la información en la mente durante unos segundos (entre 15 a 30 segundos aprox.) tras el aprendizaje. Por ejemplo, cuando nos fijamos en un número de teléfono que queremos marcar en esos momentos para llamar, retenemos ese número en nuestra conciencia por un tiempo necesario.

 

  • Memoria a largo plazo (MLP): es dónde se almacena toda la información, es decir, todos nuestros conocimientos, recuerdos, habilidades, etc. Posee una capacidad ilimitada. Pero no sólo mantiene información, sino que también interviene en el proceso de evocación o recuerdo. Por ejemplo, rememorar un suceso de tu infancia.

 

  • Memoria prospectiva: memoria de planificación relativa a acciones a realizar en un futuro. Por ejemplo, recordar reuniones de trabajo o fechas de cumpleaños.

 

  • Memoria procedural: hace referencia a habilidades que se han practicado mucho y se han convertido en automáticas, las recordamos sin pensar de forma consciente. Por ejemplo, tocar un instrumento, ir en bicicleta o conducir.

 

 

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¿Por qué Ocurren los Fallos de Memoria?

Cuando una persona tiene un olvido o un fallo en la memoria no quiere decir necesariamente que esa persona tenga el sistema de memoria dañado. Es habitual que, a lo largo de nuestra vida, en ocasiones, se nos olvide ciertas fechas importantes, no nos acordemos de donde hemos dejado un objeto o que no recordemos hacer un determinado recado.

Los olvidos pueden ser debidos a múltiples causas y factores. Pueden ser por cambios en nuestra vida, por ejemplo, cambios laborales como la jubilación o el desempleo o también por hechos como tener menos relaciones sociales, no llevar una vida activa, etc.

Además, otros factores importantes son las diferencias individuales o intrapersonales, es decir, la capacidad que poseamos para ello y las estrategias que utilicemos ante las necesidades de nuestro día a día. Por otra parte, la influencia de los estados de ánimo es una causa común.

El estrés, el cansancio, la angustia, estado de ánimo triste o apático pueden afectar negativamente a la memoria. También, en la actualidad, el uso frecuente de las nuevas tecnologías (móviles inteligentes, agendas electrónicas, internet, etc.) hace que nuestro cerebro no tenga que hacer tanto uso de la memoria y los aparatos electrónicos actúen como “sustitutivo”.

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Si bien es cierto que tener con regularidad fallos de memoria puede implicar anomalías o disfunciones de origen neurológico, que en estos casos tendría carácter patológico.

Un ejemplo de patología que implique fallos en la memoria, podría ser las demencias, que normalmente los afectados son personas de la 3º edad, en las fases iniciales de las demencias una de las características comunes principales de todas ellas son fallos de memoria leves.

También otros ejemplos sería los traumatismos o lesiones cerebrales, infecciones víricas cerebrales o enfermedades como la epilepsia.

Sería recomendable si se tienen recurrentes fallos de memoria, en un primer momento, acudir a un profesional especializado como un neurólogo/a con el fin de que realice una evaluación y exploración para determinar posibles causas de los olvidos, con el fin de saber si se trata de causas no neurológicas o de origen neurológico para posteriormente poder recibir un tratamiento adecuado.

Las causas no neurológicas son reversibles y temporales (cambios en nuestra vida, diferencias individuales o intrapersonales, estados de ánimo, uso frecuente de nuevas tecnologías) y necesitan una intervención personalizada y adecuada con profesionales especializados como psicólogos/as.

¿Pero la Memoria se Puede Entrenar?

La respuesta a esta pregunta, como ya habrás imaginado, es sí, la memoria se puede entrenar con el fin de mejorarla para usarla en nuestro día a día.

Resulta saludable ejercitar la memoria pues de esta manera estimulamos las zonas cerebrales implicadas en el sistema o circuito del proceso de la memoria, mejorando las conexiones neuronales. Se han encontrado evidencias en investigaciones científicas que nos indican que nuestro cerebro puede ser entrenado mejorando habilidades cognitivas.

Áreas como la memoria, la percepción o las funciones ejecutivas deben ser entrenadas con ejercicios, actividades y juegos mentales con el objetivo de hacer nuestra vida más fácil, adaptarnos funcionalmente a las distintas situaciones en los diferentes contextos, ya sean laborales, sociales, familiares, académicos, etc. y dar una respuesta adecuada a las necesidades que surgen en nuestra vida cotidiana.

 

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8 Ejercicios para Mejorar la Memoria

A continuación, se presentan una serie de actividades sencillas para trabajar la memoria que se pueden realizar en el día a día, no llevan mucho tiempo y no implican muchos materiales.

1. Concéntrate. Este ejercicio nos ayudará a mejorar la atención, proceso bastante relacionado con la memoria. Para ello tendrás que cerrar los ojos y tratar de escuchar todos los sonidos que percibes a tu alrededor, uno por uno diferenciándolos.

También se puede hacer lo mismo con los otros sentidos, por ejemplo, observando cuidadosamente el lugar en el que estamos o mientras estamos comiendo algo centrar nuestra atención en el sabor que tienen los alimentos, apreciándolos y distinguiendo los sabores independientemente.

2. Rememora. En esta actividad no es necesario ningún objeto, simplemente, concéntrate en un lugar tranquilo y piensa en varios momentos que hayas sentido felicidad y hayan sido significativos para ti, qué ocurrió, cómo te sentiste, quién estaba contigo si es que estabas con alguien, etc.

Una vez hayas hecho esto intenta ordénalos cronológicamente.

Por ejemplo, el momento que te enteraste que habías aprobado esa asignatura que tanto esfuerzo habías invertido o aquel estupendo viaje qué hiciste con tus amigos, pareja o familia.

3. Listado de palabras. Para esta actividad necesitarás un folio en blanco y un bolígrafo o lápiz. Se trata de escribir en un papel por columnas una lista de 30 palabras pertenecientes a 4 categorías mezcladas para evocarlas, sin mirar el papel, después de haberlas leído durante varios segundos. Aquí tienes un ejemplo para ayudarte:

Pimiento Bolígrafo Tenazas Sacapuntas Chaqueta
Alicates Arroz Madrid Rojo Berenjena
Valencia Camiseta Naranja Camisa Blanco
Falda Barcelona Libreta Tomate Martillo
Azul Tijeras Verde Sevilla Libro
Lápiz Amarillo Pantalón Destornillador Zaragoza

4. Visualización. Como en el anterior ejercicio, también necesitarás un papel en blanco y un bolígrafo o lápiz. Escribimos en el papel un listado de 10 palabras concretas y de cada una de ellas tendrás que imaginárselas visualmente y a continuación intentar dibujarlas, no hace falta que sea un dibujo perfecto ni ideal.

Algunos ejemplos de palabras pueden ser autobús, gato, mesa, árbol, reloj, …

5. ¿Qué hubiera pasado si…? En esta actividad para trabajar la memoria tendrás que pensar en un hecho histórico que conozcas, por ejemplo, el descubrimiento de América, y preguntarte a ti mismo que hubiera ocurrido si ese hecho nunca hubiese llegado a suceder, continuando con el ejemplo: ¿Qué hubiera pasado si Colón no hubiera descubierto América?

6. Juego de parejas. Es un juego muy conocido pero muy útil para entrenar nuestra memoria. Para esta actividad necesitarás una baraja de cartas española, si en esos momentos no tienes pueden servir otro tipo de cartas como las que se usan para jugar al póker. En primer lugar, tienes que seleccionar 10 cartas, por ejemplo 2 reyes, 2 sotas, 2 caballos, 2 ases y 2 treses, lo importante es que se puedan hacer parejas con ellas.

Posteriormente, colocas las cartas seleccionadas de forma aleatoria bocabajo, sin que se pueda ver de qué carta se trata.En cada turno se levantan 2 cartas, las que tú quieras, si se trata del mismo tipo de carta, por ejemplo 2 ases, se retiran, pero si son diferentes se trata de recordar su posición y se vuelven a poner bocabajo, seguimos haciendo lo mismo hasta que hayamos logrado emparejarlas todas.

Si se desea se puede aumentar la dificultad añadiendo más parejas de cartas o disminuyéndola quitando parejas de cartas.

7. Series de números. En este sencillo ejercicio tendrás que escribir en un folio una serie de números al azar, los que te vengan a la mente, por ejemplo 9 5 4 2 7, fíjate en los números unos segundos, léelos en voz alta y a continuación tapa el folio e intenta reproducir la serie en el mismo orden.

Una vez lo hayas conseguido decir correctamente, haz lo mismo, pero en el orden inverso, siguiendo con el ejemplo: 7 2 4 5 9.

Siempre podrás aumentar o disminuir la dificultad aumentado o disminuyendo la cantidad de números de la secuencia a recordar.

8. Palabras encadenadas. Este juego puedes hacerlo solo, en pareja o en grupo. Como algunos ya sabrán, consiste en decir una palabra, por ejemplo, casa, y hay que buscar otra palabra que empiece por la misma sílaba que ha terminado la anterior palabra, por ejemplo, sapo, y seguir así con todas las palabras, casa, sapo, potaje, jeta, etc.

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Como has visto es posible mejorar nuestra memoria de forma sencilla y sin invertir mucho de nuestro tiempo libre con el fin de disminuir esos pequeños fallos de memoria que todas las personas tenemos en ocasiones, para aumentar nuestro bienestar.

La clave está en mantener activa la mente realizando pequeños ejercicios en nuestro día a día. ¿Realizas alguna otra actividad habitualmente para mantener activa tu memoria?

Sí es así, ¡anímate y compártelo en el apartado de comentarios!

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