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ogo-blog-un-pedacito-de-psicologiaTodos recordamos alguna escena de película o serie de dos personas acudiendo al psicólogo matrimonial, cada una en un sillón o en cada lado del sofá, contando qué les desquicia del otro.

La terapia psicológica está llena de prejuicios debido a las películas o series o nuestra propia imaginación, intentando desarrollar una visión de cómo será esa consulta con el psicólogo matrimonial.

Es más, creemos que será algo así:

https://www.youtube.com/watch?v=_6C8xb0wtSU

Pero, ¿esto es la realidad?

Hablemos de los mitos que tenemos sobre ir al psicólogo matrimonial.

1) Solo sacaremos trapos sucios y discutiremos.

Tenemos la sensación de que si vamos a terapia de pareja, el psicólogo matrimonial nos obligará a hablar de todo lo malo de la relación y, si lo hacemos, vamos a discutir todavía más. Es decir, abrir la caja de Pandora solo nos llevará a un sitio: la ruptura.

Está claro que el psicólogo va a buscar que se traten los temas escabrosos de la pareja, pero no para sacarlos y dejarlos en el aire, sino para buscar una solución y que dejen de ser un problema en la relación.

No debemos tener miedo sobre sacar temas delicados en terapia, pues el psicólogo usará esa información en pro de que se mejoren los problemas de la pareja.

2) El amor todo lo puede y por ello no hace falta ir a terapia.

Uno de los mitos del amor es que todo se puede superar si hay amor y os refugiamos en ello en vez de buscar soluciones.

Como vimos en los artículos, “¿Por qué falla mi relación de pareja?” y “5 pilares fundamentales para una relación sana”, que las dos personas se quieran en necesario para una relación sana, pero no es lo único. A veces, quererse no es suficiente para que las cosas marchen bien.

Ir a terapia de pareja no significa que ya no  os queráis o que os queráis poco, sino que precisáis de una ayuda externa objetiva para poder entenderos mejor y llegar a soluciones.

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3) Ir al psicólogo matrimonial es el último cartucho, si vas es porque no hay más opciones.

Como hemos visto en el punto anterior, entre la creencia de que el amor puede con todo y que si vas a terapia es que todo está avocado en una ruptura, ocurre lo que siempre tememos más los psicólogos cuando recibimos a una pareja: que sea demasiado tarde.

Tenemos el concepto de que ir al psicólogo matrimonial es una vergüenza, un fracaso, ¿cómo no vamos a poder solucionarlo si es NUESTRA relación? ¿Por qué acudir a un tercero que no tiene nada que ver con nosotros/as?

La opción de la terapia de pareja suele verse como la opción final, el último cartucho, y está ahí el error más grande que podemos cometer. ¿Por qué? Precisamente porque somos la última opción y ya estaréis cansados/as de probar soluciones, quemados/as de intentarlo sin resultados satisfactorios.

Lo que nos llega a la consulta no es una relación con problemas con desavenencias, es una relación con problemas y desavenencias que están cansados/as de trabajar en ello, por lo que cuesta sacar fuerzas en esa última opción.

No estoy diciendo que es imposible trabajar con una pareja que ya haya intentado por sus propios medios salvar la relación, pues sí se puede, siempre y cuando tomemos este nuevo intento con el mismo ímpetu que si no hubiésemos intentado nada antes. Lo de antes no cuenta.

Este punto, junto con otros, los trato en el artículo “¿Cuándo no funciona una terapia de pareja?”, que te animo a leer.

4) Solo con hablar en las sesiones será más que suficiente.

No te voy a mentir, la catarsis emocional que supone hablar de los problemas puede ayudarnos a 1) desahogarnos, 2) escuchar cosas del otro que no sabíamos que pensaba, 3) aclarar malentendidos y 4) poner en común puntos de vista, pero NO es lo único que hacemos en terapia de pareja.

El psicólogo matrimonial os enseñará pautas, herramientas y técnicas para usarlas durante el proceso (y para interiorizarlas para siempre), no solo os animará a hablar. Como siempre digo en sesión: venir a hablar solo una hora, sin hacer nada fuera de esas cuatro paredes, no sirve (casi) de “nada”.

Hay cosas que, simplemente teniendo la oportunidad de hablarlas, ya se solucionan, pero muchas de las controversias de la pareja tienen que ver con algo más profundo e individual. Por este motivo, normalmente animamos a hacer algunas sesiones individuales compaginándolas con las conjuntas. Muchos de los problemas de pareja se deben a un problema individual.

Por ejemplo, si uno/a de los/as dos es muy inseguro/a y tiene baja autoestima, puede sentirse también inseguro/a en la relación, desarrollando celos.

5) El psicólogo matrimonial se pondrá de parte de uno de los dos, quitando la razón al otro.

Tenemos mucho miedo a que el psicólogo matrimonial se ponga de parte del otro, sintiéndonos así culpables de lo que ocurre en la pareja.

Vayamos por partes.

Partimos de que un psicólogo no debe mostrar preferencias por una de las partes de la pareja, debe mostrarse neutral. Esto no quiere decir que no diga aquellas cosas que cree que cada uno ha de mejorar o en las que se está equivocando. Diciendo aquello que ve desde fuera no se está posicionando, por lo que no hay que verlo como un ataque.

Habrá cosas que no guste escuchar pues, lo que creamos o no, hay veces que aun creyendo que hacemos todo bien, no es así y estamos errando o no viendo todo desde fuera objetivamente (esa es la función del psicólogo matrimonial o de pareja).

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En caso de que consideres que solamente le da la razón a unas de las partes, sin tan siquiera tener en cuenta o reconocer aquello “bueno” del otro, quizá no sea un buen profesional para vosotros/as.

Y la segunda premisa es que una pareja es cosa de dos. Jamás habrá un culpable, sino dos responsables con sus propias responsabilidades en lo que se refiere al problema. Tanto el/la que hace, como quien consiente.

Por ejemplo, no podemos decir que siempre él/ella decide los planes a hacer si luego tú no propones planes alternativos, ¿me explico?

No se confunda con los casos de maltrato y violencia, aquí siempre será culpable el/la agresor/a.

6) La ruptura supone un fracaso.

Como hemos comentado anteriormente, la terapia de pareja no siempre funciona, no es una salvación 100% segura, pues depende de muchos factores y circunstancias, pero seguro que es más que no hacer nada, eso te lo puedo asegurar.

En caso de que no se pueda salvar la relación, aunque ese sea el objetivo principal de la terapia de pareja, a veces es mejor aceptar que lo mejor es dejar la relación, de hecho, hay personas que saben que quieren dejarlo antes de comenzar la terapia y solamente acuden para contentar al otro.

El objetivo real de la terapia de pareja es sacaros del estancamiento al que habéis llegado y tanto agobio os produce, ya sea para un lado o al otro, pero no seguir en el mismo punto y misma dinámica que os consume.

La terapia os puede llevar a que la relación perdure o se termine de una forma lo más conciliadora posible.

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Acudir al psicólogo matrimonial no es un fracaso, es una esperanza.

María Cartagena

La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

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