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ogo-blog-un-pedacito-de-psicologiaSi de algo estoy más que segura, es que debemos aumentar la autoestima en adolescentes para prevenir problemáticas futuras, tengan la autoestima baja o no.

La autoestima es lo que va a ser decisivo en lo referente a su relación consigo mismo/a y, por lo tanto, sus relaciones con otros.

Por esto mismo, la intervención en esta etapa tan complicada y delicada es importante, ya que es dónde la construcción de la identidad está en auge.

¿Quieres saber cómo aumentar la autoestima en adolescentes? Sigue leyéndome.

La importancia de aumentar la autoestima en adolescentes.

Como ya vimos en el artículo “Cómo mejorar la autoestima”, la autoestima es un conjunto de valoraciones, sentimientos y pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos, tanto del interior como del exterior.

Como ya sabemos, la autoestima sería nuestro amor propio, el querer y apreciar lo que somos. Por ello, es importante el asentar una buena autoestima a cualquier edad y, con mayor razón, durante una etapa tan crucial como la adolescencia.

Durante la adolescencia, el cuerpo y la mente del/la adolescente sufre muchísimos cambios, por lo que sufren desorientación, se sienten perdidos, extraños e inseguros dentro de un cuerpo mutando. En esta época, los adolescentes se sienten incomprendidos, no saben qué será de su futuro cada vez más próximo, llenos de dudas e inestabilidad, por lo que sienten que los únicos que pueden ponerse en su lugar son aquellos que también están pasando por lo mismo. De ahí que se alejen del mundo adulto.

Ante este comportamiento aislante y desafiante, los adultos ven al adolescente como un rebelde que desobedece, que se muestra distante en la familia y solamente piensa en sí mismo y sus amigos.

Ya lo damos por hecho: el adolescente siempre será un ser difícil que no nos hará las cosas fáciles. Bueno, pero ¿nosotros se lo hacemos fácil a ellos?

Es cierto que suelen exagerar ante algo que no es más un mero proceso de crecimiento por el que hemos pasado todos, pero tenemos que tener en cuenta varias cosas. La primera es que vemos esa etapa desde ojos adultos, por lo que cualquier problema que para él o ella sea un mundo, para un adulto es una “tontería”.

La segunda es que nosotros hemos llegado a la conclusión de que ese tipo de problemática no es tan dramática porque hemos pasado ya por ella (no nos olvidemos de que nosotros también fuimos adolescentes ejem ejem) y lo hemos contrastado con nuestros problemas adultos. Nosotros tenemos algo que los adolescentes no: la resolución de la etapa adolescente, sabemos cómo acaba el cuento, pero ellos no.

Para el adolescente, hasta ese momento todo lo que le enseñaban y le decían lo interiorizaba y ahora es como si abriera de repente los ojos ante un nuevo mundo: existen muchas posibilidades y, lo que es peor: ¡tiene que elegir!

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Hasta ahora todo se lo daban, podía gustarle más o menos, pero no tenía que “calentarse la cabeza” ni reflexionar o plantearse las cosas de su alrededor. En cambio, se encuentra en un punto en el que ya es más adulto que niño y ve que con más rapidez va a tener que asumir responsabilidades importantes, se adentra en un mundo desconocido y difícil, ¿quién no estaría asustado?

Por todo esto, el/la adolescente se centra en él/ella. Y bien que hace.

Por ejemplo, imagina que debes construir un castillo de cartas o naipes. Necesitarías para ello estar muy concentrado/a en la tarea. Pues el/la adolescente necesita lo mismo para construirse a sí mismo/a.

Ahora imagina también que debes construir ese castillo de cartas con música estridente y alguna que otra ráfaga de aire que puede amenazar con desmoronar tu castillo en cualquier momento. Pues bueno, el/la adolescente también tiene mucha inestabilidad en su entorno, en su cuerpo y en su todo.

El/la adolescente debe encontrar su lugar en el mundo, un mudo en el que ya vivía, pero que va a demandarle más de lo que lo hacía hace nada.

Y, no menos importante, llega algo crucial en la vida de un ser humano: la sexualidad. Las hormonas empiezan a correr y revolucionarle por dentro, despertando dentro de él/ella algo que no existía hasta ese momento.

Hablamos del deseo sexual y la atracción física por otras personas. Los novietes/as con los/las que iban al parque y se daban algún besito en la mejilla ya quedan atrás, ahora esto evoluciona a una prueba de fuego, como les supone el sexo. Llega una prueba de destreza, de inseguridades y miedos, de presiones, de poder y estatus,…

Esto, señores y señoras, no lo han creado ellos, se lo hemos creado y mantenido nosotros/as con las creencias que a día de hoy existen en nuestra sociedad.

También es importante aumentar la autoestima en adolecentes para prevenir consecuencias que pueden ser irreversibles en sus vidas presentes y futuras. De esto ya hablamos en el artículo que te mencionaba antes (“Cómo mejorar la autoestima”), pero te lo resumiré en unas pocas líneas.

Previniendo los problemas de autoestima en adolescentes, les ayudaremos a crear una identidad fuerte con la que no necesitará esconderse o valorarse detrás de máscaras, se valorará por lo que es por dentro y fuera y no por lo que tiene, y lo hará de una forma sana, sin presiones o sufrimientos.

Les ayudaremos a desarrollar y establecer valores que le servirán para regir su vida y relacionarse con otros y no buscar la aceptación o integración a toda costa, pudiendo correr riesgos vitales incluso.

Está demostrado que la baja autoestima está relacionada estrechamente con embarazos adolescentes, criminalidad y agresiones, consumo de drogas, trastornos de conducta alimentaria (como anorexia o bulimia), depresión, ansiedad, ideas suicidas (o directamente, suicidios), etc. Como te digo, este punto lo desarrollo más en el artículo mencionado antes.

Con todo lo que he explicado, como podrás observar, la autoestima del/la adolescente se pone a prueba una y otra vez, en todos los sentidos y de todas las formas posibles. Por ello, recalco la importancia de ayudarles y facilitarles las cosas durante esta etapa.

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¿Cómo identificar la baja autoestima en adolescentes?

Como ya hemos dicho, los adolescentes se encuentran en una época rara de sus vidas y no por ello significa que tengan baja autoestima, pero existen una serie de conductas que te ayudarán a saber si él o ella necesita de tu ayuda o de un profesional de la psicología:

  • Está cabizbajo gran parte del tiempo.
  • No suele mirar a los ojos.
  • Se valora a sí mismo/a con frases en tono negativo o menospreciándose.
  • Habla mal de sus amigos/as o de la gente en general.
  • Reacciona de una forma exagerada, desmedida y dramatizada.
  • Presume o alardea de lo que ha conseguido o hace ver lo bueno/a que es en algo.
  • Habla o reacciona agresivamente (como los casos que podemos ver en el programa de televisión mítico “Hermano Mayor”).
  • Evita eventos sociales.
  • Siempre está muy callado/a o se aparta en situaciones sociales.
  • Es muy poco asertivo. No da su opinión ni hace ejercer sus derechos o todo lo contrario, siempre la da y no acepta otra que no sea la suya.
  • Hace todo lo que le dicen sus amigos, aunque no se sienta cómodo/a haciéndolo.

¿Cómo aumentar la autoestima en adolescentes?

Ya tenga baja la autoestima o no el/la adolescente que has tenido en mente a la hora de leer este artículo, te dejo consejos para ayudarle y fortalecer su valor y la percepción que tiene de sí mismo/a. Como ya hemos dicho, la mayoría de ellos/as van a sufrir mucho por los cambios, y ¿para qué negarlo? A todos nos viene bien trabajar nuestra autoestima aunque nos queramos, nunca está de más.

Puedes ayudar a aumentar la autoestima en adolescentes de las siguientes formas:

  • Halágale.

Cuando haga las cosas bien, refuérzale y dale ánimos por los resultados conseguidos. Este tipo de recompensas, no tiene por qué ser material, sino obséquiale con palabras bonitas, que se sienta valorado/a y querido/a. Esto es muy importante para que se dé cuenta de que sus esfuerzos son apreciados.

No busques solamente recompensar o halagar cuestiones físicas tipo: “¡qué delgada estás!”, “¡qué guapo te veo!”), ve más allá y hazle sentir que los demás no solamente ven un cuerpo sino una mente, una opinión, unos sentimientos, unas habilidades, un esfuerzo,…

  • No solo castigos, pero sí límites.

Si no termina de hacer las cosas bien, está claro que algún castigo debe haber, pero no sobrepases y te ciñas a educar con ellos, pues lo más seguro es que dejen de serte útiles a lo largo del tiempo.

Sí que es verdad que necesitas poner límites al/la adolescente, pues tienen que seguir unas normas en casa y deben aprender a respetarlas, pero nunca deben aprenderlo desde el miedo, sí desde el respeto.

  • Críticas constructivas.

Está bien que les hagamos críticas, sobre todo cuando nos piden opinión sobre algo que han realizado, pero intenta hacerlo desde palabras amables y argumentando tu opinión. El/la adolescente debe tener la sensación de que vas a ser sincero/a, pero no por ello siempre le va a doler todo lo que le digas.

Que tus críticas sean constructivas para que mejore, no para hundirle. Si crees que no puedes hacerlo de este modo, quizá será mejor que no opines, pues podrías desmotivarlo/a o hundirlo/a.

  • NO intentes ser su amigo/a si eres su padre o madre, cada uno tiene su rol.

Muchos padres creen que desde un rol de amigo/a, va a tener mayor vínculo o respeto con su hijo/a y les contarán todo y sí, es posible, pero no es lo “normal”. Nunca debemos olvidarnos de cuál es nuestro rol con respecto al/la adolescente e intentar mantenerlo.

¿Por qué? Porque habrá momentos en los que a nuestro/a adolescente le costará diferenciar si eres una figura de autoridad o eres un igual, por lo que le será difícil acatar tus límites o se creerá en los mismos derechos que tú.

No, no eres ni debes de ser un igual para él/ella, ese papel lo deben tener otros. Puedes desarrollar un vínculo muy bonito y que confíe en ti desde una postura de progenitor/a comprensivo/a.

  • No minimices sus problemas o cómo se siente.

Aunque como adulto/a lo veas así, nunca menosprecies los problemas del/la adolescente pues con eso, lo único que conseguirás es que crea que jamás le podrás comprender y se cerrará en banda a la hora de contarte cosas.

Respeta sus años y los obstáculos que le ha ido poniendo la vida y motívale a superarlos o anímale a desahogarse. Ponte en su lugar y hazle ver que, aunque existen otras cosas más graves, te haces una idea de que no lo debe estar pasando bien y que ahí estás para apoyarle/a si lo necesita.

Por ejemplo, si te cuenta que sus amigos/as le dejan de lado, no le digas: ¡Eso no son problemas! Problemas los míos, que tengo que pagar una hipoteca y traer dinero a casa. No, estás minimizando y tapando sus problemas con los tuyos, ese no es el camino si quieres que se sienta entendido/a.

  • No le ridiculices.

De igual forma que el punto anterior, no le ridiculices ni delante de sus amigos, de la familia o incluso de desconocidos. Tampoco aunque estéis solos tú y él/ella. Esto no va a ayudar a que tengáis un vínculo ni una cercanía y, mucho menos contribuirá a que se sienta bien consigo mismo/a.

Por ejemplo, no rompas su confianza diciendo a la familia durante una comida que Pablito ya tiene novia/o o que le gusta nosequién.

Aunque a ti te haga gracia ponerle en un compromiso, ellos están en un momento muy sensible y cualquier momento incómodo puede hacerles sentir que no vas a entenderles o que están siendo unos exagerados/as.

  • Pídele su opinión y déjale/a que entre en debates.

Es normal que los adolescentes no tengan una visión o perspectiva consolidada del mundo, pero empiezan a reflexionar sobre él y, aunque es posible que sus argumentos no sean muy sólidos ni se basen en algo lógico, déjales que intervengan y expongan lo que opinan.

Siempre y cuando no lo hagan como forma para llamar la atención, soltando gracias, se sentirán escuchados y eso nos interesa en su desarrollo como ser social.

Puedes incluso contrarrestar lo que dice o hacerle pensar, que sienta que poco a poco se van teniendo en cuenta sus puntos de vista.

  • Fomenta la comunicación.

Hazle ver que puede contarte cosas y que puedes ser su confidente, que estás ahí para ayudarle, que vas a escucharle sin discriminar ni juzgar lo que siente/piensa/le ocurre. Esto no vale que se haga de forma puntual y solamente cuando le veamos mal, pues al no ser costumbre, lo más seguro es que no se abra al momento.

Trata de establecer una relación cercana desde siempre. Pregúntale por su día, háblale del tuyo, que te cuente sobre sus aficiones, su música o actividades (aunque para ti no sean importantes, para él/ella sí).

  • Estate pendiente, pero no le/la atosigues.

Si crees que ese/a adolescente tiene problemas o podría tenerlos, estate pendiente y hazle saber que estás ahí, pero no le atosigues, con eso lo más normal es que consigas alejarle por el agobio.

  • No debes sobreprotegerlo ni invadir su intimidad (si no es estrictamente necesario).

A veces tenemos miedo por si pudiera pasarle algo y nos volvemos sobreprotectores. Está bien velar por su protección, por supuesto, pero tampoco debemos exagerar.

Te contaré un caso de una chica que vino a mi consulta. Me confesó que sus padres no le dejaron salir de casa sola hasta los 17 años y eso que fue a comprar el pan a unos pocos metros de casa.

En la actualidad, dos o tres años después de aquello, seguían acompañándola al transporte público todas las mañanas para que ella fuera a la universidad. La pobre sentía que no valía nada sola (le daba miedo perderse en la calle) y que no era capaz de sacar las cosas ella misma. No hace falta llegar a ese punto.

Por supuesto, con el tema de la intimidad lo mismo. No es necesario leer sus diarios, revisar sus mensajes o rebuscar en sus cajones si no hay indicios de que algo muy malo le está pasando. Ser su padre, madre o persona a su cargo no te da el derecho a quitarle toda privacidad.

Dale la información necesaria para que él/ella sepa detectar los peligros y sea consciente de que debe comunicarlo en caso de que lleguen. Si él/ella sospecha o sabe que le espías, se acabó la confianza y es difícil recuperarla.

  • Estimúlale a explorar intereses y sus talentos.

Explorar el mundo es lo más bonito que se puede hacer cuando buscamos aumentar la autoestima en adolescentes. Necesitan experimentar para saber qué cosas se les dan bien y qué no y así ir construyendo la imagen que tienen de ellos mismos y lo que pueden llegar a querer o ser en el futuro.

Ayúdale a buscar información si él/ella no se ve capaz de hacerlo solo/a y no sabe dónde encontrarla o, incluso si te lo pidiera y pudieras, acompáñale o sugiérele que se lo comente a otros amigos/as para que vayan juntos/as.

También en estas actividades conocerá a otros chicos y chicas de su edad y sus habilidades sociales se irán desarrollando.

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  • Fomenta la aceptación de sí mismo/a.

Ayúdale a la hora de verse a sí mismo/a y enséñale que, aunque hay cosas que preferirían que fueran diferentes, no por ello son “malas”, sino que también forman parte de él/ella y eso le hace único/a.

Los medios no paran de mandarle mensajes de inconformismo, no aceptación, cambios, rechazo,… hazle ver que no es lo único que va a encontrar.

  • Dedicarle tiempo.

Esto es muy importante para aumentar la autoestima en adolescentes. Haz que sienta que tienes tiempo para él/ella, ya no solo para realizar actividades (a solas con él/ella o con la familia), sino para una simple charla.

Es posible que tú estés muy ocupado/a con tu vida adulta, pero date cuenta de que él/ella no va a saber ponerse en tu lugar y lo que verá es “mucha dedicación para todos o todo lo demás, falta de tiempo para mí”.

No hace falta que sea mucho tiempo, pero sí el suficiente para que vea que también es una prioridad para ti (no basta solo con saberlo).

  • Fomenta el ejercicio físico y los buenos hábitos.

Esto es un imprescindible para cualquier persona en cualquier etapa de su vida, ya sea infancia, adolescencia, adultez o tercera edad. Cuidarse física, emocional y psicológicamente es crucial.

Enséñale a cuidarse y sé un ejemplo para él/ella, de esta forma verá que no es solo de palabra, sino que es algo que haces como costumbre y, por lo tanto, es bueno.

  • Enseñarle lo que son los buenos tratos, la empatía y el respeto.

No solo hay que educar en buenos hábitos físicos sino, también a la hora de relacionarse con otros, la importancia de tratar a todo el mundo con respeto y saber ponerse en el lugar del otro para establecer vínculos.

  • Llevarle al psicólogo si fuera necesario.

Tanto si te lo pide él/ella como porque lo aprecies tú, para aumentar la autoestima en adolescentes es muy beneficioso acudir a un profesional de la psicología. En ocasiones no sabrás cómo ayudarle o hacerle sentir bien o él/ella tendrá vergüenza a tratar ciertos temas contigo, por eso, ¿Qué mejor que alguien que está preparado para ello?

Prevenir problemas es lo mejor que podemos hacer y más en épocas delicadas, por lo que nunca está de más el acudir a terapia, ya sea el/la adolescente solo/a o la familia entera.

En caso de que él/la adolescente sea menor de edad, deberá contar con el consentimiento y aprobación de ambos padres (sobre todo en casos donde los padres estén separados o divorciados).

Como has podido observar a lo largo de todo este artículo, aumentar la autoestima en adolescentes es importante y no tan difícil como creemos, solo tenemos que dejar de verles como “rebeldes sin causa” y comenzar a pensar en ellos como “arte en construcción”, que se está modelando y estilizando y quizá necesiten una mano que les ayude en el proceso.

¿Crees que de adolescente fuiste comprendido/a? ¿Tuviste a alguien que te ayudó en esa etapa a mejorar tu autoestima? ¿Cómo te ayudó? Déjanos en cometarios tu historia y te leemos.





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    María Cartagena

    La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

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