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ogo-blog-un-pedacito-de-psicologiaA todos nos ha “tocado” consolar a una persona que está triste, pues vivir la tristeza es tan natural como respirar y, también todos (o casi todos), nos hemos sentido incómodos al tener que hacerlo.

Esto ocurre bien porque no sabemos qué decir o hacer, o porque para nosotros no es tanto el drama como para tener que consolarle.

Yo soy la primera que tengo que ver cómo lloran las personas que entran a mi consulta y muchas veces, todavía, se me hace un nudito en el estómago porque no es fácil ver sufrir a alguien.

Si alguien como yo, que tiene que ver la tristeza de una forma tan cotidiana, se siente a veces incómoda con ello, ¿cómo lo viviréis vosotros, quienes no lidiáis con ello diariamente como profesión?

Muchas veces queremos ayudar y consolar a una persona que está triste, pero no sabemos cómo. Aquí te voy a dar varias indicaciones para que puedas hacerlo.

La tristeza en nuestro día a día

Antes que nada, este artículo lo he escrito ante una necesidad mía. ¿Una necesidad tuya María, que eres psicóloga? Sí, una necesidad mía. Te cuento.

En ocasiones, busco consuelo en los demás por algún problema, como desahogo o simplemente por informar a las personas de mi entorno de lo que me ha pasado. Sí, los psicólogos tenemos malos días, situaciones que nos sobrepasan o emociones desagradables, somos humanos.

En esta búsqueda por soltar lo que llevo dentro y recibir una palmadita en la espalda a modo de sentirme reconfortada, me he encontrado con “menosprecio” de lo que sentía, sintiéndome mal por mi problema y por la falta de validación de mis emociones por parte de otros. Y, ¡ojo!, esas personas eran gente cercana que adoro y me aprecian mucho, pero no supieron responder a mis demandas en ese momento.

En esas me encontraba yo: sintiéndome triste por mis interpretaciones de lo que me había pasado y con la sensación de ser una exagerada. STOP.

Aquí es cuando vino la idea de este artículo.

Estoy segura de que muchos de los que me estáis leyendo os habéis sentido incomprendidos, cuando habéis contado un problema y os han respondido con un: “¡pero si eso no es para tanto!”, “¡mira que exageras!”, “yo de ti habría hecho X (inserte aquí la solución mágica)”, “yo pasé por eso y es una tontería”,…

Incomprensión. Invalidación de las emociones. Y, por lo tanto, no cuento ya nada más.

Muchas veces me gustaría decirle a mis cercanos: “esto no es lo que necesito, lo que me estás dando no es lo que buscaba cuando acudí a ti”, pero no siempre lo hago. Error mío, lo sé y, por ello, me he animado a ayudar a otras personas a consolar a una persona que esté triste de su entorno, pensando en esa persona como en mí.

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La importancia de saber consolar a una persona que está triste.

¿Por qué es importante aprender a consolar a una persona que está triste?

Principalmente porque hay una persona que ha acudido a nosotros/as para que le ayudemos o porque queremos aliviar el dolor de alguien de nuestro entorno cercano.

Ya mi compañera Lorena te explicó, en este artículo sobre emociones reprimidas, las consecuencias de no expresar lo que sentimos y guardárnoslo dentro.

Cuando una persona no puede expresarse, puede caer en problemas graves como la depresión o la ansiedad, recurrir a fármacos (que pueden crear dependencia) o somatizar físicamente. Se puede sentir sola, que nadie puede comprenderle y no tiene apoyo. Eso no queremos que le pase a esa persona que requiere de ánimos por nuestra parte.

Además, ayudar o consolar a una persona que está triste, también nos hace sentir valiosos como persona, como pareja, amigo/a, familiar,…

Recomendaciones para consolar a una persona que está triste.

Aunque queramos ayudar y consolar a una persona que está triste y tengamos las mejores intenciones, muchas veces no sabemos cómo hacerlo o tenemos miedo a equivocarnos en el intento.

Lo que debemos tener muy presente es que no existe la forma perfecta de consolar a alguien, pues esa persona puede necesitar una cosa u otra en ese momento, pues no siempre nos viene bien una cosa en concreto.

Cada persona es diferente y cada momento también, por lo que no te agobies ni te rompas la cabeza queriendo ser perfecto/a en ese momento de consolar a una persona que está triste.

Sí que hay algunas cosas que pueden ayudarte en ese proceso, que son básicas, y que te voy a dar a continuación.

  • No invalides lo que siente esa persona. Este es el más básico e importante punto a tener en cuenta. Por favor, no le hagas sentir a la otra persona que está exagerando o que sus emociones no son válidas, que son tontería. Que tú lo vivieras de forma diferente, no quiere decir que esa persona no pueda sentirse mal, respétalo. Sus emociones son tan importantes como las tuyas y, por supuesto, igual de válidas. Ahórrate frases como: “no es para tanto”, “yo no lo viviría así” o “eso es una tontería”.
  • Escúchale, sin interrumpirle constantemente. Lo más posible es que esa persona necesite contarte y desahogarse, por lo que deja que se exprese y escúchale. Una persona que está pasándolo mal puede buscarte para soltar todo lo que lleva dentro y puede que no necesite más que eso: soltar.
  • No le des soluciones si no te las ha pedido. Puede ser que esa persona que quieres consolar no haya acudido a ti para que le des una solución, puede que solo quiera que le escuches. En cambio, si te centras en darle tu opinión o decirle qué debe hacer, puede sentirse incomprendido/a o, lo que es peor, que no sabe hacer las cosas bien. Muchas veces nos sentimos en la necesidad de dar soluciones porque nosotros solamente acudiríamos a otra persona si las necesitásemos, pero recuerda: no eres tú.
  • Aunque no sepas qué decir, no pasa nada: escucha. Y con lo anterior, enlazamos este punto. No hace falta que digas nada, solo que la otra persona se sienta escuchada y tenga la oportunidad de sacar eso que le reconcome por dentro. Lo mejor es que no te sientas presionado/a para hablar, ya sabes lo que dicen: tenemos 2 orejas y una boca, por lo que escucha el doble de lo que hablas.
  • No compares su situación con las tuyas. Es el “ABC” del psicólogo: no hables de ti, es SU momento, no el tuyo, por lo que no te hagas el/la protagonista. Dale la importancia a lo que te está contando. Si desvías el foco a tus cosas, esa persona no se va a sentir escuchada.
  • Mantén una escucha activa. Está muy relacionado con todo lo anterior. Si quieres consolar a una persona que está triste, sigue las recomendaciones de este vídeo.

  • Muestra que le comprendes. Haz uso de la empatía, pues si ha acudido a ti es porque te tiene confianza y cree que le podrás entender, valóralo y haz buen uso de ello. Puedes hacérselo ver parafraseando lo que te dice, por ejemplo.
  • No tengas miedo al silencio. A veces solo necesitamos sentirnos acompañados, no hace falta que rellenes todos los silencios. Dicen que la confianza se demuestra cuando los silencios no son incómodos.
  • Deja que llore si lo necesita, no trates de cortarle el llanto. Ver llorar a una persona nos hace sentir incómodos e intentamos hacer que deje de hacerlo para aliviar nuestro y su sufrimiento, pero ahí estás pensando más en ti que en esa persona a la que quieres consolar. Si necesita llorar para descargar, déjale, intenta pensar que eso le ayuda.
  • Puedes mostrar afecto físico dándole un abrazo, si lo crees conveniente. Es posible que estar en silencio, acompañar y dar un abrazo sea todo lo que esa persona busca de ti. Si tienes confianza, muéstrale tu cariño con un gesto como un abrazo.
  • No le presiones para esté bien. Esto es igual que el cortar el llanto, no podemos obligar a una persona a que esté feliz, si realmente no se siente así. Es verdad que tampoco es bueno regodearse en la tristeza mucho tiempo, ya que puede desencadenar en una depresión, pero sentir tristeza es necesario. Mejor ahorrarnos los: “ya es hora de que estés bien”, “hace ya mucho tiempo que estás así”, “¡no me puedo creer que sigas sufriendo por eso, piensa en positivo!”,… y otras tantas frases que una persona que está triste no va a digerir adecuadamente.
  • Anímale a hacer planes para distraerse (después de escucharle). En cambio, en vez de presionarle a que esté bien, puedes proponerle planes que le ayuden a entretenerse, a que salga de casa y haga cosas que le hagan sentir bien. Puede ser algo tan simple como ir a pasear por la playa, dar vueltas por un centro comercial, tomar algo con los amigos o ver una película. Esto dependerá de los gustos de esa persona.
  • Pregúntale cómo podrías ayudarle, no des por hecho lo que a ti te vendría bien. Como te llevo diciendo en todo el escrito, no existe la fórmula perfecta para consolar a una persona que está triste ni nos viene bien siempre lo mismo, por lo que, lo que mejor que puedes hacer es preguntarle directamente. Decirle que estás ahí para apoyarle y que te diga cómo le puedes ayudar. Puede que la respuesta sea simple y muy diferente a lo que tenías en mente. Recuerda: nos tenemos que centrar en la otra persona, no en nosotros/as.
  • Sugiérele que vaya al psicólogo y/o acompáñale a su primera sesión. Si ves que no puedes consolar a una persona que está triste tú solo/a, puedes sugerirle que acuda a un profesional de la psicología, incluso, puedes ofrecerte a acompañarle el primer día de consulta, para que se vea apoyado/a. Intenta ser delicado/a cuando se lo comentes, pues no queremos que la persona se sienta atacada.

 

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Espero que estos consejos te ayuden la próxima vez que intentes consolar a una persona que está triste, pues se sentirá mucho más reconfortada y apoyada, que si cometes los errores (en los que hasta ahora no habíamos caído) y que no iban a ser de ayuda.

Me gustaría que nos dejases en comentarios si te ves identificado/a en este artículo o si has intentado poner en práctica estos consejos, para saber si te han funcionado bien.

María Cartagena

La psicología ha sido desde el principio una devoción sin la que no imagino mi vida ni la de los demás, puesto que es algo que siempre nos ha acompañado, nos acompaña y lo hará en un futuro. La Psicología es la ciencia que estudia al ser humano con unos ojos científicos, pero con un “alma” pasional.

2 Comments

  • Amparo dice:

    Me ha gustado mucho tu articulo y espero poder usarlo bien. Siempre meto la pata con mi hija, no soy capaz de consolarla y me siento fatal por esto.

    • Buenas Amparo, tranquila, muchas veces queremos acertar y no lo hacemos, aunque nuestras intenciones sean las mejores.
      Ya dice mucho de ti, como madre, el que te estés interesando en cómo ayudar a tu hija a pesar de esos intentos fallidos.
      Puedes contarnos qué tal te han ido los consejos cuando los pongas a prueba 🙂
      Sobre todo, mucha paciencia, normalmente estas cosas van lentas y poco a poco.
      Mucho ánimo y gracias por escribirnos,

      María Cartagena

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